Dicen algunos gurús de la blogocosa que los blogs están muertos. Que los mató el dospuntocerismo. Que la conversación, sobre todo en la juventud más lechona, se está trasladando a las redes sociales, a Twitter, Facebook, Tuenti, Flickr, Youtube, LastFM, etc, y que el interés por los blogs comienza a decrecer exponencialmente, tanto su lectura como su publicación.
No estoy para nada de acuerdo. El uso de las redes sociales es, en todo caso, complementario a mantener un blog actualizado, son realidades diferentes pero que se retroalimentan mutuamente, formando ambas parte del perfil on-line de cada persona. Está claro que el dospuntocerismo es mucho más inmediato, sencillo de actualizar, pero también es mucho más embarullado, efímero. Los blogs son más reposados, más reflexivos y estructurados, requieren un esfuerzo adicional de redacción.
En mi caso, yo uso el dospuntocerismo de manera rutinaria, pero también actualizo el blog casi a diario, y no tengo ninguna intención de no seguir haciéndolo, sobre todo porque no persigo monetizar el invento sino simplemente comunicar ideas y vivencias a quien quiera leerlas sin muchas más pretensiones. Mientras el emisor (que soy yo) tenga ganas de escribir y haya un receptor (cualquiera de vosotr@s) que tenga ganas de leer, ya sea en el propio blog o en cualquier otro formato, dospuntocerista o no, el blog nunca morirá.
Escribieron sobre el tema,, entre otros, Edans, Netoraton y Mangas Verdes.
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